ANALISIS: Borna Coric, campeón de Cincinnati: el regreso de un prodigio y el dueño de un récord inesperado
4 minutos de lecturaBorna Coric, que desembarcó como el número 152 del ranking mundial, conquistó el Masters 1000 de Cincinnati. Una sorpresa enorme y hasta de carácter histórico, incluso para el propio tenista croata: “Nunca lo imaginé. Hasta pensé que podía perder en la primera rueda”, reconoció. Pero lo hizo, en la mejor semana de su carrera, en la que venció sucesivamente a Lorenzo Musetti, Rafael Nadal, Roberto Bautista Agut, Felix Auger-Aliassime, Cameron Norrie y, en la final, a Stefanos Tsitsipas, por 7-6 (7-0) y 6-2. Un título incuestionable para el campeón de ranking más bajo en la historia de los Masters 1000: con su coronación en Cincinnati como 152° del mundo, Coric, de 25 años, superó el registro del español Roberto Carretero (143°), ganador en Hamburgo en 1996. En este siglo, el ganador de ranking más bajo había sido el checo Tomas Beredych, por entonces 50° cuando obtuvo el trofeo mayor en París-Bercy 2005.
Pero, para los seguidores del mundo de las raquetas, el de Coric es un nombre conocido. Terminó 2018 como el 12° del ranking -su mejor clasificación-, cuando ya había sido considerado un prodigio: fue número 1 del mundo junior en 2013, y luego fue el jugador más joven en el Top 50 en 2015 y el Top 100 más joven en 2014.
Había conseguido victorias sobre Roger Federer y Rafael Nadal, entre otros, y para los ojos argentinos, se convirtió en el protagonista involuntario de un triste suceso: era el rival de Juan Martín del Potro cuando el tandilense se fracturó la rodilla derecha en el Masters 1000 de Shanghai en octubre de 2018, lesión de la que nunca se recuperó por completo. Hasta aquí, tenía dos títulos: el primero, en Marrakech 2017, y el segundo, en el césped de Halle 2018. En aquel Masters 1000 de Shanghai en el que había superado a Del Potro por la lesión del argentino, llegó hasta la final, que perdió con Novak Djokovic, en su único antecedente principal en torneos de este nivel hasta este domingo. Ayudó a Croacia a ganar la Copa Davis en 2018, ante Francia, en Lille.
Apenas días antes de que se desatara la pandemia de Covid 19, llegó a Buenos Aires para jugar el Argentina Open, pero se despidió muy temprano, con una derrota en la primera rueda ante el brasileño Thiago Monteiro. Tiempo después, llegaron los problemas: en 2021 sufrió una lesión en el hombro derecho, y se perdió el resto de la temporada. Recién volvió en marzo de este año. Hace algunas semanas ganó un Challenger modesto en Parma. La semana pasada, en Montreal, había perdido en el estreno ante su compatriota Marin Cilic. Nada hacía presagiar que Coric iba a llevarse puesto a todos los candidatos en el cemento de Ohio, en el que ingresó con ranking protegido. Pero lo hizo.
La victoria en Cincinnati le reportará un salto inmenso al flamante campeón: del puesto 152° escalará al 29°. “Para ser honesto, no estaba preparado para dar este discurso hace cinco días”, aceptó el croata en la premiación. “Pensaba que iba a perder en la primera ronda”, agregó. Pero, en una semana en estado de gracia, Coric celebró su tercer título de ATP, el primero en cuatro años y el más importante de su carrera, a pocos días del comienzo del US Open, último Grand Slam del año. Con la presión sobre los hombros de Tsitsipas, Top 5 del mundo, el croata incluso se recuperó de un arranque adverso, ya que empezó 1-4 en el primer set, antes de recuperarse, capturar el primer parcial con un tie-break perfecto, y arrasar en el segundo capítulo.
“Fue un partido muy, muy difícil. No empecé jugando bien, y él me estaba presionando mucho, pero cuando empecé a sacar mejor, me sentí más cómodo y pude dar pelea. Luego, el tenis que tuve en el segundo set creo que fue el mejor de toda la temporada”, remarcó Coric, dueño de otra rareza: es el segundo jugador en tres décadas en ganar un Masters 1000 y un Challenger en la misma temporada, desde Mikael Pernfors en 1993.
Tsitsipas, ganador de dos Masters 1000 en el polvo de ladrillo de Montecarlo, sigue sin poder triunfar en un torneo de esta jerarquía en pista dura como la de Cincinnati. “Todavía espero volver aquí y ganar algún día”, dijo el griego. “Simplemente, siempre me ha tocado jugar con robots en las finales”.
La Nación Deportes